River Plate logró una trascendente victoria en su visita a Universidad Católica, aprovechándose del mal momento que vive el equipo chileno y demostrando no sólo su potencial ofensivo, sino también una solidez defensiva que todo equipo uruguayo necesita para sumar de a tres puntos en el exterior.

Los dirigidos por Guillermo Almada comenzaron presionando arriba y jugando a gran intensidad, haciendo gala de la juventud y velocidad de sus hombres de ataque. Adelantando el bloque y buscando el error del rival, fue dominador el elenco uruguayo en el primer cuarto de hora.

Pese a ese predominio inicial de los darseneros, que tuvieron su única oportunidad clara de la primera parte en un pique largo de Michael Santos que terminó con un derechazo violento y desviado, la situación más peligrosa la tuvo el dueño de casa, que tuvo problemas para generar juego.

Álvaro Ramos armó una buena jugada personal y quedó de cara con Nicola Pérez a los 15’, pero su definición se encontró con una gran respuesta del arquero riverplatense, quien le ahogó el grito yendo abajo sobre su izquierda. Luego, no tuvo mucho trabajo en la primera mitad.

River, lejos de refugiarse en su área, siguió jugando ordenado atrás y apostando a la velocidad de sus hombres para contraatacar, pero ya sin la intensidad de aquellos primeros minutos en los que había podido imprimir un ritmo difícil de sostener.

Muestra del potencial contragolpeador del equipo de Almada fue la primera jugada de riesgo de la segunda mitad, cuando Gorriarán la inició por izquierda y Leandro Rodríguez encaró a Claudio Sepúlveda en el área. El defensor chileno le cometió falta, pero nada pitó el juez.

La Católica siguió insistiendo, con más tenencia de pelota pero sin poder vulnerar a una sólida retaguardia darsenera, y apenas generó una situación clara a los 63’, cuando Crodero cruzó un zurdazo que se perdió apenas afuera del arco defendido por Nicola Pérez.

Los minutos pasaban y de la tribuna bajaba nerviosismo de parte de los hinchas, dado que el elenco cruzado no atraviesa un buen presente deportivo. Por si fuera poco llegó el baldazo de agua congelada a los 78’. Leandro Rodríguez, el mejor de la cancha, corrió varios metros con el balón tras un quite de Techera en su propio campo, desbordó por derecha y metió un centro bajo que encontró el derechazo goleador de Santos tras una pifia de Cahais.

Lejos de pasar zozobras en lo que quedaba del partido, pudo liquidar la serie River Plate con una situación muy clara que tuvo Robert Flores, pero le perdonó la vida al equipo de Falcioni. No obstante, tiene todo para abrochar su clasificación en la revancha del próximo miércoles a las 20:30 horas en el Franzini.

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