La muerte por envenenamiento de una joven de 17 años en el municipio paulista de Itapecerica da Serra conmueve por estas horas a Brasil, especialmente luego de la salida a la luz del frío accionar de la asesina, que era una de las mejores amigas de la víctima.

Sobre las 17:00 horas del pasado sábado, Ana Luiza de Oliveira Neves recibió en su casa una torta acompañada de una nota anónima. “Un mimo para la chica más linda que vi jamás”, decía la esquela.

Tras recibir la encomienda, la adolescente envió mensajes de audio a grupos de WhatsApp de sus amistades, en procura de conocer la identidad del misterioso irador.

“Gente, lo que no mata engorda, y si muero, bueno. Quiero saber quién lo hizo, tengo miedo. Si muero envenenado, ya lo saben... Quiero agradecerle a quien me dio esto”, dijo la adolescente en uno de los mensajes, que resultó trágicamente premonitorio.

Ouça o áudio que Ana Luisa enviou às amigas no momento em que comia o bolo envenenado que tirou sua vida:

"Gente, o que não mata, engorda e se eu morrer, morreu, vapo. Queria saber quem foi, tô com medo, se eu morrer envenenada, você já sabem… Quero agradecer quem me deu isso.” pic.twitter.com/3TJsTpyE0k

— poponze (@poponze) June 4, 2025

Ana Luiza llegó a casa una hora después de que el repartidor dejara el pastel. Poco después de comerlo, comenzó a sentirse mal. Su padre, Silvio, la llevó a un sanatorio privado, donde le diagnosticaron una intoxicación alimentaria.

Tras estabilizarla, los médicos la enviaron de regreso a casa. Sobre las 4:00 horas del domingo, volvió a sentirse mal y presentó síntomas graves. Fue trasladada nuevamente al hospital, a donde llegó ya sin signos vitales.

El informe médico, recogido por el portal noticioso G1, indica que Ana Luiza sufrió un paro cardiorrespiratorio unos veinte minutos antes de llegar al centro de salud, y que se encontraba cianótica, con hipotermia, sin latidos cardíacos ni respiración. Si bien el personal médico intentó reanimarla, no fue posible evitar el óbito.

Arsénico por internet y una segunda víctima

Tras conocerse el deceso de la joven, la dueña de la confitería que elaboró la torta dijo que una persona desconocida acudió a la tienda y compró el producto. En redes sociales, la empresaria subrayó que la entrega en la casa de la víctima no fue hecha por ninguno de sus repartidores.

Posteriormente, la Policía determinó la identidad de la autora del envío, y resultó ser otra adolescente, amiga cercana de Ana Luiza.

La joven, cuya identidad no se divulgó, confesó haber comprado óxido de arsénico por internet por 80 reales (cerca de 600 pesos), veneno con el que preparó una cobertura que agregó a la torta y que luego mandó a la casa de Ana Luiza con un cadete en moto.

Para sorpresa de los agentes, la menor reconoció haber utilizado ese mismo procedimiento dos semanas antes. En esa ocasión, el pastel envenenado fue enviado a otra amiga (que también era amiga de Ana Luiza), quien “lo pasó mal”, pero sobrevivió.

Según informa el periódico Folha, la autora del crimen dijo que en ambos casos su intención era “provocar vómitos” y no la muerte.

Los dos ataques fueron motivados por los celos, ya que, según la agresora, sus dos amigas le “habían robado” chicos en los que estaba interesada.

En su declaración, afirmó que “imaginaba que Ana Luiza se recuperaría” y dijo tener sospechas de padecer “algún problema psicológico”, ya que no podía controlar sus impulsos.

La sospechosa también dijo que sentía “mucha vergüenza y remordimiento” por todo el daño que había causado y manifestó estar consciente de que sus actos tuvieron consecuencias irreparables.

Fría simulación

El arrepentimiento de la detenida no es de recibo para Silvio, padre de la víctima, quien, en shock por lo ocurrido, ni siquiera fue capaz de presentarse ante la Policía a radicar la denuncia, tarea que cumplió un amigo de la joven.

El hombre contó que la asesina y su hija pasaron juntas el fin de semana, y que incluso la agresora se quedó a dormir en su casa.

“Esta chica se quedó a dormir en mi casa, estuvo ahí durante todo el proceso. La vio enfermarse, vio cuando la llevé al hospital y, al día siguiente, también vio a mi hija caerse en el baño y no reaccionó. Y después de que mi hija murió, me saludó y me abrazó”, dijo Silvio, todavía incrédulo acerca de la situación.

Por otra parte, sus amigos dijeron que la joven formaba parte de uno de los grupos de WhatsApp donde Ana Luiza contó acerca del pastel, y que se mostró muy feliz y la felicitó por el regalo.

Silvio hizo un llamado a las familias para que estén alerta al recibir paquetes anónimos, advirtiendo del riesgo. “Si alguna familia recibe estos paquetes, cualquier tipo de dulce en casa, por el amor de Dios, no lo acepten”, declaró.

Ana Luiza es la cuarta persona asesinada en lo que va del año en Brasil mediante envío de alimentos envenenados.

En abril, un niño de 7 años y su hermana de 13 murieron tras comer un huevo de pascua, enviado a su casa por una antigua pareja de su padre, quien pretendía matar a la actual compañera del hombre.

Días, después, un bebé de ocho meses perdió la vida luego de que una tía le convidara con un dulce que le habían enviado. La mujer sufrió una grave intoxicación y pasó semanas en el hospital, pero sobrevivió.