La política arancelaria del presidente Donald Trump, en su segundo mandato, está generando un fuerte impacto en la industria estadounidense del juguete, valorada en más de 40.000 millones de dólares anuales. Tras la reciente imposición de un arancel del 145% a las importaciones de productos desde China, empresas del sector advierten sobre la posibilidad de estantes vacíos y precios disparados en la próxima temporada navideña.
Casi tres meses después del regreso de Trump a la Casa Blanca, empresarios como Josh Staph, director ejecutivo de Duncan Toys Company, han paralizado las importaciones ante la imposibilidad de asumir los nuevos costos. “Todo se está paralizando. Como líder empresarial, lo más difícil es la incertidumbre”, declaró.
Una cadena global afectada
China es, históricamente, el principal origen de los juguetes que llegan a Estados Unidos. En 2024, más de 13.000 millones de dólares en juguetes importados provinieron del país asiático. Aunque muchas marcas, como Duncan, desarrollan sus productos en Estados Unidos, dependen de la manufactura especializada en China, donde se ha perfeccionado la producción de artículos complejos como los yo-yos de alto rendimiento.
La escalada de aranceles —iniciada en febrero con un 10% y elevada sucesivamente hasta alcanzar el 145% en abril— ha generado un freno casi total en la producción. Según Greg Ahearn, CEO del grupo The Toy Association, “la producción de juguetes prácticamente se ha detenido en China”, lo que podría derivar en una “Navidad difícil” para los consumidores.
Impacto en pymes y precios al consumidor
Pequeños y medianos negocios como los que gestiona Rita Pin Ahrens también sufren las consecuencias. "Recibimos recargos del 25% y esperamos llegar al 145%. Ha sido una auténtica pesadilla", afirma. Muchas tiendas se ven obligadas a posponer compras y asumir sobrecostos que, en muchos casos, se trasladarán al público.
La situación amenaza con una duplicación de precios en las tiendas y un freno a la accesibilidad de productos clave para el desarrollo infantil. Ahrens recordó que, durante su primer mandato, Trump eximió al sector juguetero de los aranceles, y pidió que se reconsidere esa medida en el actual contexto.
Repercusiones globales
Aunque centrado en EE.UU., el impacto de esta política se extiende más allá. Dado que América Latina importa buena parte de sus juguetes desde Estados Unidos, un aumento en los costos de exportación o escasez de productos podría repercutir en precios regionales, afectando especialmente a países que no cuentan con una industria nacional robusta.
Además, esta nueva etapa del proteccionismo comercial norteamericano se da en un marco más amplio de tensiones geopolíticas con China, acusada por Washington de facilitar insumos para la producción ilegal de fentanilo, motivo original de los aranceles en febrero.
¿Una estrategia sostenible?
La Asociación del Juguete sostiene que reubicar la producción fuera de China —a México, Vietnam o incluso dentro de Estados Unidos— no es viable en el corto plazo. El moldeo por inyección, por ejemplo, requiere equipos difíciles de trasladar y años de inversión en infraestructura.
Con una fecha límite implícita de 30 a 60 días antes del inicio del ciclo comercial navideño, las empresas aguardan alguna señal de alivio desde Washington. La industria, hasta ahora marginada del debate público, alza su voz ante un panorama incierto que podría cambiar la forma en que millones de familias acceden a los juguetes.
Con información de Agencias
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